jueves, julio 03, 2008

I am a Strange Loop


Acabo de leer “I am a Strange Loop” de Douglas Hofstadter, el autor de un libro que menciono recurrentemente llamado “Gödel, Escher and Bach: An Eternal Golden Braid”, al que muchos nos referimos simplemente como el GEB. Podría decirse que “I am a Strange Loop” es una versión digerible y condensada de lo que Hofstadter pensó era el argumento central del GEB, y que para su frustración la mayoría de la gente perdió de vista (no su servidor, desde luego, jejeje).

En muy muy pocas palabras el argumento de Hofstadter consiste en que un sistema de símbolos que se vuelve tan complejo al grado de adquirir la capacidad de representarse a sí mismo, es capaz de sustentar un bucle extraño (strange loop) que es en el fondo el tipo de abstracción que en los seres humanos representa la ilusión de nuestro yo como algo trascendente. Hofstadter toma al teorema de Gödel como principal apoyo para su argumento, ya que consiste precisamente en la demostración de que existen aseveraciones autoreferenciales de teoría de los números que no son demostrables, equivalentes a la oración “esta oración es falsa”. Esta falta de demostración producto de la capacidad de representarse a sí mismo, de tener un yo, es lo que sustenta la intuición de que dicho yo tiene una existencia que trasciende cualquier necesidad de explicación.

Una forma de generar algo similar a un bucle extraño es mediante un ciclo de retroalimentación, como el que se logra apuntando con una cámara de video a la pantalla de televisión que tiene conectada, logrando generar imágenes como la que aparece al inicio de este escrito. Mi ejemplo favorito de lo que los ciclos de retroalimentación son capaces de lograr es el fenómeno del best seller: una vez que logras cierta masa crítica de ventas de un producto, el proceso de consumo se mantiene gracias a la retroalimentación representada por la paradoja de que la mayoría de las personas consumen el producto por ser un best seller, pero es el consumo mismo lo que lo convirtió en tal. Puede que la gente que sigue consumiendo el producto no tenga la mínima idea de por qué comenzó a venderse tanto ni de si existe alguna alternativa que merecería estar en esa posición privilegiada de atención, puesto que tienen la necesidad de sentir que están consumiendo algo que la popularidad les sugiere que es significativo, sin entender muchas veces ése significado, al grado de no darse cuenta de que dicho significado en ocasiones ni siquiera existe, de que es una ilusión.

Un ejemplo para darse cuenta de hasta qué grado los ciclos de retroalimentación son capaces de crear ilusiones que sustentan nuestra vida subjetiva, como nuestro yo, es la tan vituperada auto estima. Es común encontrarse recientemente en la psicología popular con la idea de que para poder amar a alguien es indispensable amarse a sí mismo, sin embargo al mismo tiempo se reconoce que es indispensable recibir amor de otra persona para después poder darlo. En este caso para una persona “sana” una vez que recibe cierta “masa crítica” de amor en su infancia, es capaz de entrar en el juego de retroalimentación, muchas veces sin sentido, que implican las relaciones afectivas humanas: ¿Necesitas amor para estar bien, o necesitas estar bien para el amor?

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hola!! muchas felicidades por tu blog!! esta muy bueno!!
Yo participo en el blog de Prodigy/MSN:
http://elblogprodigymsn.spaces.live.com
Espero te puedas dar una vuelta y decirme si te late!!
Hay temas que creo te pueden interesar.
Saludos!
Tania